2/3/08

desde el suspiro a catrina

la briza que acompaño el momento de pasión
se fue acelarando y en cosa de segundos
se conviertió en un fuerte huracán
que despedazo las construcciones,
incluso aquellas de solidas emociones,
no hubo reenvolsos ni seguros compromitidos
solo destrucción y dolor.

Fue dificil edificar y generar
silbidos de aire,
fue paz, momentanea si,
pero lo fue.

Salen a respirar aquellas figuras
que viven bajo el espeso mar de recuerdos
que se mantienen vivos, hibernados
esperando que en algún momento
encuentren una contratarte de realidad
el tiempo es una maldita verdad
que construimos,
que seria de nuestras vidas,
si en un acto de fortuna,
mantuvieramos nuestras existencias suspendas
en aquella plenitud que logramos en viejos tiempos
cuando refrescados por el movimientos de aires
de estabilidad y satisfacción
concluiamos que el amor era parte de nuestras vidas;
Sería todo tan distinto, pero a la vez,
tan irreal,
por que es impensable mantener
por años humanos, por algunas vidas,
aquellas hermosas obras de arte,
de nuestros tiempos de arquitectos
cuando diseñamos y desarrollamos
con experticia insospechada
sobre terrenos que en estos momentos ceden
al movimiento de ellos mismos,
claro esta que construimos
cabando ondo en nuestros sentimientos
y es por ello que hoy pagamos
el alto precio de haberles quitado espacio
para poner cimientos relacionales.

Agitamos levemente el ambiente
las particulas bailaban en un suave baile
es esa briza de la que te hablo
pero no contabamos que para producir aquella
agradable temperatura,
al producir colisiones de moleculas
elementalmente formadas de sensaciones
debiamos cuidar la energía producida,
por que como en la naturaleza de esta
aquellos choques produjeron más y más y más de ellos mismos,
reproduciendose como colonias de bacterias
y es así como en este instante la energía
desbordo nuestros límites
y destruye aquello que construyó.

En este acto de conciencia
he levantado la mirada
y en horizonte estan aquellas murallas
de palacios con amplios jardines
tiradas y despedazadas en aquellos suelos,
que hoy en días descuidados por el poeta
no cuentan con las armonicas frases,
de simples palabras,
donde lexico tomaba el valor puro
de cristalinos ojos prendidos en las oscuridad
de noches de sabanas compatidas.

la pregunta hoy en día va dirigida
a si se debe construir sobre esos mismos suelos
o volar lejos en busca de nuevas tierras
donde lo probable es la repetición de la historia
que por miles de años vuelve a acurrir
para distintos arquitectos,
quien sabe, quizás Dios,
si debemos dejar de construir y buscar,
una nueva forma de hacer vibrar
las cuerdas de esa guitarra
que retumba en el interno vacio
que hay en dentro de nuestro desolador corazón.