Has pensando lo eterno
de los momentos frágiles
- aquellos que se esfuman en la memoria -
en un apagón.
Cuantas veces me has contado
parte de mi vida.
"Tal es maldito exceso!
que se convierte en un sacramento"
donde - sin saber bailarlo -
escucho un tango en la voz de calamaro.
Y es eterno
aquel momento,
eterno como Dios para los creyentes,
tan eterno
que pensé en dejar de amarte alguna vez
y partir en busca de aquella hada
para tocar su muslo fibroso,
al ritmo del tango,
que hizo eterno un momento,
tan eterno
que no logro recordarlo.
(chito)
26/4/11
6/4/11
hoy nuestras princesas
Hoy nuestra princesas pesan más del diez por ciento
de su peso ideal
y ya no son aquellas
sonrientes doncellas que nos maravillaban
con su simple presencia.
Hoy nuestras princesas - cada una de ellas - esconde,
en algún rincón de su culpable consciencia alguna escena,
alguna escena,
en contra de la moral y las buenas costumbres
provocada por una excesiva ingesta de alcohol.
Hoy para nuestras princesas
no construimos castillos,
castillos de sueños,
sino casas no más grandes a cien metros cuadrados
limitadas con ladrillos de realidad
y los sueños
se vuelven en sueños del pasado.
A esas mismas princesas sacadas de cuentos de hadas,
son a las que aún les dedicamos las frases de amor,
y aunque se necesite
- siempre -
de excesos de alcohol
u otra sustancias para pensar en aquellos sentimientos
les dedicamos un suave susurro
al cerrar los ojos
al presionar sus manos
al apretar los dientes
- al menos en mi caso -
respiro un sueño, como aquel - cuando te llame princesa.
(polución)
de su peso ideal
y ya no son aquellas
sonrientes doncellas que nos maravillaban
con su simple presencia.
Hoy nuestras princesas - cada una de ellas - esconde,
en algún rincón de su culpable consciencia alguna escena,
alguna escena,
en contra de la moral y las buenas costumbres
provocada por una excesiva ingesta de alcohol.
Hoy para nuestras princesas
no construimos castillos,
castillos de sueños,
sino casas no más grandes a cien metros cuadrados
limitadas con ladrillos de realidad
y los sueños
se vuelven en sueños del pasado.
A esas mismas princesas sacadas de cuentos de hadas,
son a las que aún les dedicamos las frases de amor,
y aunque se necesite
- siempre -
de excesos de alcohol
u otra sustancias para pensar en aquellos sentimientos
les dedicamos un suave susurro
al cerrar los ojos
al presionar sus manos
al apretar los dientes
- al menos en mi caso -
respiro un sueño, como aquel - cuando te llame princesa.
(polución)
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