2/2/08

Complejo

El polvo no es solo polvo,
y la tierra en mi lengua no es la misma
cuando transpiro los momentos
o los recuerdos
de aquellas tardes de adolescente
corriendo tras un balón inocente
que culpa no tiene de los golpes
que provocaron las alegrías
y los gritos de festejo por
un triunfo,
o una derrota
que en conjunto todos
los románticos del color de una camiseta
vivimos en nuestro deseo
de pertenecer a una comunidad.

Las historias de viejas riñas
no tienen sentido si no esta presente
mi padre o alguno de sus amigos
o aquellos viejos que hoy vemos acabarse
en una vida que deseamos tener,
viejos que son ídolos y personas
pero que al ver aquellos anales
cubiertos de embases de 5 litros
nos llenan los vasos y
los deseos de escuchar
al menos una historia más,
aunque sea repetida
o parte de una mentira,
por que colectiva
sabemos la verdad, a pesar de ello,
la creemos con todas nuestras fuerzas
porque ellas le dan el sentido de eternidad
a un compromiso en una cancha
llena de piedrecillas donde nuestro derroche de sudor
es el signo de amistad
y de un compromiso de tragos eternos
de un cartone y su bidón.

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